jueves, 15 de noviembre de 2012

Yo era.

Yo era.
Yo fui Adan.
Fui el leon de la casa, el hombre que poblaría el mundo inventado por mi padre.

Fui deseo de muchas mujeres, el adonis de los griegos.
Pero Eva llegó, con su extravagante naturaleza.
Montañas, rios dorados, óvulos benditos.

Y la tome, la hice mia, creyendo que todo cuanto me rodeaba había sido creado para mi.
Me aproveché de sus montes, bebí sus rios hasta saciarme, fecundé sus tierras con lo único que se me había dado a cuidar, semillas de vida.

Y la vida surgió tras la vida.
Eva era mia y todo lo que ella podía darme, o eso creia.
Los retoños vinieron, así como otras mujeres, no podía darme el lujo de desperdiciar tanta belleza.
Vaya que disfrutaba.

Y ahora todos aquí reunidos, algunos sin conocerse.
puedo verlos a todos, puedo sentir la rabia de algunos, el desprecio en sus caras
la alegria en sus rostros, ni Eva esta llorando, creo que sabe quienes son esas mujeres.

Flores, aromas agradables, velas, y un cura que habla de un hombre al que creia conocer.
Sentado a la par de mi Eva deseando subir sus montañas por ultima vez.
Después del accidente el arrepentimiento llegó. Ahora frente a mi funeral, solo siento lastima por ese cuerpo que empieza a podrirse.

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